La escasez mundial de semiconductores o microchips ha aumentado la importancia geopolítica de Taiwán y de su sector de fabricación de chips. La isla es la sede del mayor fabricante de chips del mundo: Taiwan Semiconductor Manufacturing Co, mejor conocida como TSMC.

Esta fortaleza de Taiwán en el sector de los microchips a menudo se describe como un “escudo de silicio” que protege a la isla contra una eventual agresión China. El argumento es que China se abstendrá de atacar a Taiwán debido al daño que se infligiría a sí misma.

Un caso similar a un escenario de destrucción mutua asegurada (MAD) al estilo de la Guerra Fría, que finalmente mantendría la paz. Otros sospechan que este dominio taiwanés en tecnología puede desencadenar esa temida invasión china.

¿Qué es el “escudo de silicio” que protege a Taiwán de una invasión China?

Una guerra que no debe ocurrir

Las tensiones entre China y EEUU por Taiwán no son nuevas. China ve a la isla como una provincia rebelde, que debe reunificarse con la propia China. EEUU como un muro de contención ante las ambiciones imperiales china.

Para aquellos interesados ​​en cómo Taiwán llegó a estar atrapado entre dos superpotencias, la historia no tiene nada que ver con semiconductores. Se remonta a los años 1970 cuando Nixon, Kissinger y Halderman buscaban un acercamiento con la China comunista mientras intentaban no sacrificar a Taiwán en el proceso.

Nixon fracasó en esto, pero ese revés, junto con la pérdida del reconocimiento diplomático estadounidense (bajo el gobierno de Carter en 1979), proporcionó el ímpetu para que los líderes de Taiwán asumieran el enorme riesgo de apostar su supervivencia a los semiconductores.

Nadie puede hacer tantos chips con procesos avanzados como Taiwán. Sólo TSMC representa una quinta parte de la producción mundial de chips y hasta el 90% del suministro de los chips más avanzados.

Esto hace que un eventual conflicto China – Taiwán, incluso uno de corta duración, puede ser devastador para todos. Es simplemente una guerra que no debe ocurrir.

Un mundo de vuelta al pasado

Los gigantes tecnológicos estadounidenses, europeos y asiáticos (incluso las empresas chinas) tendrían que detener la producción en caso de que TSMC dejara de producir chips. Hay pocas industrias, como la de hacer copias de llaves, que sobrevivirían a algo así.

Esto debería hacer que China se lo piense dos veces antes de usar la fuerza contra Taiwán, la isla independiente que Beijing considera una provincia renegada. Sin embargo, a China le gusta amenazar a Taiwán.

El debate sobre esta medida disuasoria se ha acentuado ahora, que la fallida invasión rusa a Ucrania parece ser la antesala a un mundo donde EEUU y China son las potencias predominantes.

Esto es algo que algunos observadores también temen que acabe provocando que China aumente su agresividad hacia Taiwán. Incluso el creador del término “escudo de silicio”, ha expresado sus inquietudes respecto a su efectividad.

La teoría del Nido Roto

La teoría del “nido roto” afirma que Taiwán debería adoptar una política de tierra quemada y destruir TSMC y otras empresas de semiconductores en caso de ataque, reduciendo así el valor de la isla para los invasores.

Aunque la teoría del “nido roto” tiene su cuota de críticos, Chih-Yuan Lu, ex jefe del Proyecto Submicron de Taiwán y presidente de Macronix International, dijo que la industria de semiconductores de Taiwán podría compararse con el jade, el mineral precioso valorado por los chinos.

“Si tienes un jade valioso en el bolsillo y no puedes defenderte, hay muchos ladrones que te atacarán”, dijo Lu en su momento. En el caso de que dos partes se peleen por ese jade, es necesario incluso romperlo para evitar que el otro lo tenga, explicó.

Desde el estallido de la pandemia, los semiconductores han pasado de la relativa oscuridad a ser una industria de gran interés para los medios de comunicación y el público en general. Lo mismo ocurre con Taiwán y su papel en la cadena de suministro de alta tecnología.

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